Si eres fan de las series, y más aún de las de ciencia-ficción, solo con decir Scully sabrás a quién nos referimos. La protagonista de Expediente X (X-Files para los políglotas), Dana Scully (Gillian Anderson), es una experimentada doctora en medicina que trata de resolver junto a su compañero Fox Mulder (David Duchovny) misterios que escapan al entendimiento humano y contactos con seres de otros planetas.
La serie se emitió por primera vez en 1993, duró nueve temporadas y, hace un par de años, fue rescatada con una décima y (próximamente en emisión) una undécima. Pionera en su género, Expediente X ha sido un referente para todo lo que ha venido después, y sin ella probablemente no existirían series como Fringe, Stranger Things o Black Mirror. Pero, además de referencia estética y conceptual, lo que más aportó Expediente X fue un nuevo concepto de personaje femenino. Una mujer científica, consagrada en su profesión, entregada a su trabajo y sensible a la vez, con un aspecto rotundo y nada sexualizado que chocaba con la estética predominante en los grandes éxitos de la época, cómo Los vigilantes de playa.
Además de la influencia que esta serie ha tenido en otras series y el planteamiento de sus personajes femeninos, el llamado efecto Scully es algo aún más fascinante.
Esta serie, consumida sobre todo por xennials (sí, así nos llaman a los que nacimos muy al principio de los años 80) y desarrollada en una época en la que los personajes femeninos representativos brillaban por su ausencia, ha visto cómo muchas mujeres de nuestra generación se han decantado por carreras científicas o técnicas inspiradas por la Agente Scully, como ratificó Genna Davis aquí. Y oye, qué bien, porque otro gallo hubiera cantado a nuestra generación si en vez de efecto Scully hubiésemos tenido efecto C.J. Parker. O efecto Sabrina Salerno. En la página Steminist puedes ver perfiles de mujeres activistas dentro de la ciencia y abiertamente inspiradas, en muchos casos, por el efecto Scully.
Esto solo ratifica lo que ya sabíamos: la importancia de una adecuada representación de todas las voces posibles en los medios hacen que a las personas que llega (sobretodo si son jóvenes) les aporte referentes en los que apoyarse, más allá de los prototipos sexualizados y roles raciales y de género estandarizados. Nunca sabes dónde vas a encontrar tu referente inspirador que haga que te valores más allá de tu género, por ello hay que valorar la importancia del feminismo millennial. Aunque aún nos queda mucho para que los personajes femeninos fuertes dejen de ser una oda al feminismo para convertirse en algo normal, deseamos más personajes inspiradores como Dana Scully. Muchos.
Es momento de volver a ver la serie antes de sus nuevas temporadas.
I want to believe.
Un pensamiento