El cuento de la criada, de Margaret Atwood, es un libro importante. Mucho se ha hablado de esta historia a raíz de la serie inspirada en él que batió records en los pasados Emmy pero, más allá, del éxito de la serie de HBO producida por la autora (que se permite un cameo en el primer capítulo abofeteando a la protagonista) y de la excelente interpretación de Elisabeth Moss, El cuento de la criada es un libro para reflexionar sobre los tiempos que vivimos.
La historia tiene lugar en un futuro distópico, en EE.UU., donde unos políticos teócratas que usan la coartada del terrorismo islámico se hacen con el poder. Poco a poco suprimen la libertad de prensa, los derechos de las mujeres e instauran un régimen patriarcal basado en estrictos valores puritanos. La sociedad pasa a dividirse en castas y, entre ellas, existen las «criadas», un grupo de mujeres que, tras una plaga de infertilidad, pasan a ser un recipiente para fecundar los hijos de los mejor posicionados. ¿Os suena?
Tras la victoria de Trump, la venta de libros sobre distopías ha subido estrepitosamente. Libros como Un mundo Feliz de Aldous Huxley, 1984 de George Orwell y El cuento de la criada, han copado los estantes de las librerías estadounidenses.
La misoginia de Donald Trump, muy marcada ya desde su campaña electoral, hizo que mujeres de las principales ciudades norteamericanas se alzaran ante el temor de las políticas fundamentalistas, represivas y llenas de recortes en sanidad dirigidos sobre todo a planificación familiar y salud para as mujeres. Cuando la plataforma de contenidos Hulu, donde se estreno la serie, subió el primer tráiler, los seguidores de Trump lo interpretaron como un ataque.
El planteamiento feminista de la novela (y la visibilidad que le ha dado la serie) ha hecho que el uniforme rojo de las criadas que describe Atwood se haya convertido en un símbolo de protesta. La última fue el pasado junio, en Washington, donde un grupo de mujeres vestidas con ese atuendo pasearon ante el Capitolio. Mientras, en el Senado, se debatía una reforma sanitaria para cancelar los fondos de Planned Parenthood, las clínicas de planificación familiar que atienden a las mujeres más desfavorecidas (Lena Dunham, entre otras, ha hecho campañas de apoyo a esta asociación).

¿El cuento de la criada es una novela feminista? La propia autora la define así en el prólogo:
«Si eso quiere decir un tratado ideológico en el que todas las mujeres son ángeles y/o están victimizadas en tal medida que han perdido la capacidad de elegir moralmente, no. Si quiere decir una novela en la que las mujeres son seres humanos -con toda la variedad de personalidades y comportamientos que eso implica- y además son interesantes e importantes y lo que les ocurre es crucial para el asunto, la estructura y la trama del libro… Entonces, sí. (…) Muchos libros son feministas porque en la vida real las mujeres son interesantes e importantes. No son un subproducto de la naturaleza, no representan un papel secundario en el destino de la humanidad, y eso lo han sabido todas las sociedades. Sin mujeres capaces de dar a luz, la población humana se extinguiría. Por eso las violaciones masivas y el asesinato de mujeres y niñas han sido características comunes de las guerras genocidas, o de cualquier acción destinada a someter y explotar a una población. (…) El control de las mujeres y sus descendientes ha sido la piedra de toque de todo régimen represivo de este planeta.»
Esperamos haberte dejado con ganas de apagar la televisión y leerte el libro.
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