Por qué nos ha gustado ‘ Vida perfecta’ la serie creada por Leticia Dolera

Cuando Leticia Dolera anunció que estaba escribiendo una serie que además tenía intención de dirigir, la polémica se cernió sobre ella. Cuestiones sobre la contratación de las actrices y la situación en las que estas se encontraban pusieron en entredicho su discurso feminista, algo bastante habitual que nos sucede a todas; se nos exige habitar en un nivel de coherencia ante cualquier acto laboral o personal que muchas veces por las circunstancias es humanamente imposible.

Y si bien es cierto que lo personal es político y que sin duda aquella polémica podía haberse resuelto de mejor manera, lo cierto es que Leticia Dolera ha creado un producto audiovisual donde normaliza, abraza e integra algo que a la sociedad le parece difícil de asumir: que las mujeres, y las mujeres feministas, podemos vivir nuestra vida en base a nuestras propias incoherencias sin hacerle daño a nadie.

María Aguado (interpretada por la propia Leticia Dolera) es una joven treintañera con su vida organizada según los cánones de educación y normatividad imperantes. Se dispone a casarse con su pareja de toda la vida, Gustavo. Tiene un trabajo fijo y su estructura emocional y económica bien organizada. La serie comienza en el peor escenario posible, una notaría, símbolo por antonomasia del compromiso financiero y la entrada liberal a la edad adulta: la hipoteca. Y es ahí, ante un estupefacto notario y el vendedor de la casa que están a punto de comprar, donde un bolígrafo verde colma el vaso del buenrollismo parejil y hace estallar por los aires la relación estable de pareja y con planes de boda de María y Gustavo, terminando en un rocambolesco gag donde se habla de sexo anal y lavativas en el notario cual oxímoron narrativo.

A partir de ahí, lo habitual en estos casos, La vida perfecta y estructurada de María se derrumba y, a través de su caos, nos presenta a las otras protagonistas, quienes, como cualquier ser viviente tienen unas vidas con sus propias inseguridades, incongruencias y anhelos.

Ante esta búsqueda de ruptura con el yo anterior, ante la desestabilización de lo que creíamos cierto, María experimenta junto con su hermana Esther ( Aixa Villagrán ) con MDMA, lo que termina en un encuentro sexual fortuito con el jardinero de la casa de su amiga Cristina ( Celia Freijeiro): Gari ( interpretado por Enric Auquer ), otro treintañero con una diversidad intelectual del que se queda embaraza. Se ha criticado a la serie de Dolera por tratar mal la diversidad intelectual en este personaje. Si bien es cierto, que el lenguaje que utilizan al inicio de la serie no es el más adecuado, sí refleja la espontaneidad con la que se trataría ese tema por una persona no demasiado sensibilizada con el tema, y el lenguaje como todo lo demás va evolucionando en respeto y espacio a lo largo de la serie.

Se ha criticado la secuencia en la que la protagonista, ante inseguridades propias de la posibilidad de tener descendencia con esta problemática, acude a hacerse unas pruebas genéticas, pero ¿no se hacen este tipo de pruebas progenitores sin ninguna diversidad previa van a tener un hijo? No debemos ser hipócritas, todos haríamos lo mismo y no hay nada de malo en ello.

La co-directora, co-guionista y co-protagonista , Leticia Dolera, aborda una serie de tabús que nunca se habían tratado en una ficción nacional protagonizada por mujeres y en muy pocas extranjeras. Temas como la masturbación y el sexo en el embarazo cuando no se tiene pareja estable, la necesidad del deseo y de sentirse deseado disociado de la vida familiar como reafirmación del yo. Habla de clichés educativos que nos llevan a tomar decisiones que se suponen moralmente correctas cuando no es lo que queremos hacer , y de la inseguridad y el miedo a envejecer y no haber logrado lo que queríamos de nosotras mismas.

Un amplio abanico de situaciones y personajes con las que sentirse identificado, y por qué no decirlo, echar alguna lagrimita. Con esa estructura naïf y de falsa inocencia que ya nos mostró en la película que escribió, dirigió y también protagonizó, junto con el otro guionista y creador de la serie Manuel Burque, Requisitos para ser una persona normal, en lo que creemos que va a ser el estilo visual y narrativo de esta creadora.

Vida perfecta, es una buena serie y la seguiremos la pista. No sólo captando en su narrativa al público de la Generación X o Millennial, sino también a generaciones anteriores en el personaje que interpreta la siempre imponente Carmen Machi como madre de María y Esther, demostrando que cualquier tiempo pasado no siempre fue mejor.

Felicidades Leticia, y gracias por tu serie. Tenéis ya todos los capítulos disponibles en Movistar

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