Si me preguntáis qué pasaba antes de las películas, me diréis que la vida. Y me diréis, también, y con razón, que hasta la invención del cine el 28 de diciembre de 1895, que se proyectaron al público las primeras películas realizadas por los hermanos Auguste y Louis Lumière, en la sesión realizada en el Gran Café de París, el relato cinematográfico no existía. Pero si lo pensamos, el cine existe mucho tiempo antes, en nuestra cabeza, en la forma de contar y relatarnos nuestros recuerdos, en la tradición oral, en los cuentos. Qué el cine no estuviera registrado en un formato físico , no hace que no existiese, solo que aún no se habían atrevido a guardarlo.
A partir de ahí, a nuestros relatos personales y recuerdos, añadimos la magia de las historias del cine, embebernos de cultura pop que nos hacen soñar con un encuentro inesperado en un museo de París o un amor espontáneo en cualquier cafetería cuqui del centro. Es una de nuestras grandes fuentes de creación y recreación de nuestros recuerdos.

Recordar una cita como si fuera una comedia romántica de mediados de los años 90, vivir un momento puntual sonando en tu cabeza la banda sonora con una canción que sabes que hubiera sido perfecta para ese momento, de cortar las conversaciones con una trascendencia irreal, disfrutar de la creación de imágenes en nuestra memoria, en nuestros recuerdos
El libro Todo lo que aprendimos de las películas, de María José Navia editado por Páginas de Espuma, está atravesado por esta acción, por la de contar las historias como si se estuviese tirando plano para grabarlos con una cámara, como si cada relato se pudiera rodar y hacer un pequeño corto. Contar una pequeña historia como cuando narramos un recuerdo idealizado, confundido o atormentado.
Hay varios temas que atraviesan este libro y sus narrativas cinéfilas, la maternidad y la hijidaz —la conseguida, la deseada, la idealizada, la añorada—, el amor de pareja en su sentido más clásico y romántico (cómo en las películas, claro) y la necesidad de narrarnos, de contarnos en primera persona como directoras de nuestra propia película para no desaparecer.
Lean relatos. Lean a María José Navia.
Podéis haceros con este libro en vuestra librería preferida o en la web de la Editorial Páginas de Espuma.