El otro día hablaba con un amigo sobre este libro y le contaba que era un libro de recortes y descartes, que me imagino que el pobre Zambra habrá montado recogiendo pedazos de acá y de allá porque los weones de Anagrama querían seguir tirando del hilo. Y, de hecho, aquí estoy hablando de él. Fíjate tú. Algo habrá en esos recortes y descartes.
Y, es que, como ya sabréis, Alejandro Zambra es uno de los escritores más en forma de la actualidad. Con estar en forma no digo que sea un autor excepcional, sino que está en todos lados. Pero es que además es un escritor excepcional, fíjate qué cosas. Hace tiempo que leí su Poeta chileno y he querido, de alguna manera, permanecer en ese mundo. Y más, después del buen rato que pasé con el autor de carne y hueso en la charla con el escritor argentino Pablo Katchadjian de hace unas semanas en la Biblioteca Nacional, titulada Leer y escribir en un mundo de imágenes, en la que no paré de reír. Lo subieron aquí, por si queréis echar un ojo.

Como decía, Tema libre es un juego, un amarrado de cuentos, ocurrencias, búsquedas y reflexiones sobre el mundo. Pero lo que más me interesa a mí, y es la razón por la que escribo esta pequeña reseña, es que Zambra es literatura. O, al menos, muestra su literatura con una naturalidad que hace que el lector sienta que lo que lee es lo que hay. Y lo que hay es un amor por la literatura que desborda sus novelas, libros de relatos y poemas.
El libro está dividido en
Autorretratos hablados
Ropa tendida
Léxico familiar
y, sobre todo, la última parte es una delicia para aquellos que tengan curiosidad por las palabras, por las traducciones, por ese vínculo transparente y dulce que ata la realidad y el lenguaje. Las dos primeras son curiosas también y te ríes, pero
Y, bueno, para terminar, os digo que sí, que si lo tenéis a mano lo leáis, pero que si tenéis Poeta chileno o alguna de sus novelas, pues mucho mejor.

Reblogueó esto en Jorge García Torrego.
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