“Una librería no es más que una idea en el tiempo”
Carlos Pascual. Los poderes del lector.
Escribo desde el atrevimiento. Escribo desde la admiración secreta, que ya nunca más lo será. Escribo estas palabras mientras paseo, que no es escribir, es solo pensar. Escribo desde la posición de sujeto que ha observado durante años como era imperativo que el proyecto de la librería Berkana,y de la Editorial Egales, se mantuvieran en pie, porque de esa manera la comunidad LGTB madrileña no se quedaría a la deriva. El naufragio era imposible.
Escribo desde el hilo de la hiperconectividad en la que vivimos, en la que una idea conecta con otra y con otra más. En el post anterior de esta serie dedicada al proyecto
#LeeOrgullo, escribí una reseña sobre el libro de Paco Vidarte, Ética Marica, y una idea allí anotada se quedó muy guardada dentro: “la memoria no es algo para sepultar o no, sino que está ahí siempre”. Jorge Carrión publicó en 2013 un ensayo, Librerías (Editorial Anagrama) que es una declaración obvia de amor por estos lugares, por estos templos contemporáneos que protegen y cuidan de los libros, y al mismo tiempo de todos los universos, esperanzas y vidas que están contenidos en ellos.
En las páginas de ese libro había mucho también de literatura de viajes, recorría el mundo mostrándonos desde París pasando por Buenos Aires, Barcelona o Nueva York las librerías más hermosas que hay en el mundo. Intentando emular a Carrión, aunque me queda lejos, este artículo es también una pretendida declaración de amor y admiración por el proyecto híbrido que es la Librería Berkana, porque además de librería, es refugio, lugar de encuentro, de activismo, de memoria, de reflexión, de debate, de homenajes.

Había un programa en las madrugadas de una televisión que se llamaba Uno más entre nosotros, navegando por mis recuerdos he podido recuperar la sensación de liberación que me provocaba ver aquel espacio. En una de sus secciones se recomendaban libros, y allí es donde vi a Mili Hernández por primera vez, con su voz segura, recomendando novelas y ensayos para todos los miembros de la comunidad: lesbianas, transexuales, gays. Años después, mientras realizaba mis estudios de posgrado y estaba redactando una tesina sobre feminismo, lesbianismo político y teoría queer, pasé muchas horas entre las estanterías, buscando y rebuscando bibliografía. Hoy que ha pasado más de una década de aquello, soy capaz de comprender la magnitud de lo que se traían Mar y Mili entre manos, porque nunca hubo ni un solo título de los que le solicitaba que no tuvieran, además de tener un conocimiento enciclopédico sobre nuestra cultura LGTB.
Cuando Mili afirma que el objetivo de la librería era “hacer un poquito más fácil la vida a gays, lesbianas y transexuales”, creo que se queda corta, porque no la ha hecho un poquito más fácil, la ha hecho infinitamente más fácil. Nos ha dado cientos de voces con las que poder sentirnos identificados, porque leíamos sin poder dejar de llorar las historias de otras personas que sentían lo mismo que nosotras y nosotros.
Este artículo son unas cuantas palabras que pretenden ser un agradecimiento eterno por tener ese catálogo bibliográfico cargado de páginas y más páginas de liberación, de
herramientas para la acción y fundamentalmente porque mientras siga existiendo la librería Berkana podremos seguir leyendo con inmenso orgullo.
Este post esta escrita por Sergio Vega Tapia (@sergioenbucle). Puedes escucharle en Agora Sol radio en su podcast El gesto más radical
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