Hace cosa de dos años, las redes se incendiaron al saber que Scarlett Johansson se pondría bajo las órdenes de Rupert Sanders para protagonizar la adaptación cinematográfica de Ghost in the shell. Sí, Scarlett daría vida a Major, un personaje que en el cómic original es asiático. «¡Cómo osa una mujer blanca a meterse en la piel de una asiática, con la de actrices que hay allí!», decían. Finalmente, Scarlett hizo lo que tenía que hacer: pasarse las críticas por su caucásico potorro y rodar la película. Luego resultó ser una mierda, pero eso es otra historia.
Y hace unos meses, la actriz volvió a anunciar que trabajaría junto a Sanders en Rub & Tug, la nueva cinta del inglés que se estrenará el año que viene y en la que daría vida a un hombre trans. Otra vez le llovieron críticas: «¿No podían haber cogido a un hombre trans para ese papel?», «Apenas hay papeles para actores trans como para que venga Scarlett Johansson a quitárselos»…
Pero esta vez ha sido diferente: en esta ocasión, Scarlett ha abandonado el proyecto. La presión ha podido con ella y los detractores han ganado. ¿Y es justo que una actriz tenga que renunciar a un papel porque haya gente que crea que no es la persona adecuada para este? Rotundamente NO. Poner en duda que una mujer cis no vale para interpretar a un hombre trans, es una gran chorrada. Nadie dudó de Jared Leto cuando dio vida a una mujer transexual adicta a la heroína en Dallas Buyer’s Club. Un Oscar se llevó, de hecho. Y nadie ha dudado de Jeffrey Tambor cuando ha recibido su Globo de Oro y su Emmy, ambos por meterse en la piel también de una mujer transexual en la serie Transparent (aunque después dejó la serie por acusaciones de abusos sexuales y es una mierda de persona).
Las reivindicaciones en este caso no han ido por el camino correcto. El escándalo no debería haber sido que Scarlett interpretase a un transexual, sino algo mucho más profundo: que se dé por hecho que una persona trans no pueda acceder a determinado tipo de papeles y que, por ello, se quieran reservar los personajes trans para intérpretes trans. Boicotear el hecho de que una mujer cis interprete a un hombre trans no es el camino para reivindicar más papeles para actores trans. Aunque, eso sí, llevan razón en que lo tienen más complicado que el resto… para muestra sus alarmantes cifras de paro: el 85% de ellos no tiene trabajo en el mundo de la interpretación.
El problema va más allá de querer lanzar una película con un gancho famoso que, al menos, le asegure buena taquilla. Es lícito que Scarlett haga el papel que le salga de lo que tenga entre las piernas, al igual que también lo es que un actor trans interprete cualquier papel que se le ponga por delante, sea hombre o mujer, o sea cis o trans. No tiene porqué tratarse de lucha ni de una tarta que repartirse, se trata de utilizar el cine para derribar barreras que, tristemente, siguen siendo muy altas.
Eso sí, conociendo el precedente de Ghost in the shell… lo mismo esta vez Scarlett ha sido más lista y se ha librado de otro personaje regulero.
Un pensamiento