Si tomas la píldora roja, te quedas en el País de las Maravillas

«Si tomas la píldora azul, la historia termina, te despiertas en tu cama y crees lo que quieras creer. Si tomas la píldora roja, te quedas en el País de las Maravillas y te enseño lo profunda que es la madriguera del conejo».

Matrix (The Matrix, Lilly Wachowski, Lana Wachowski, 1999)

Enfrentarse a la lectura de un texto de Ramiro Sanchiz supone asumir las consecuencias de haber escogido la píldora roja. Sus creaciones son artefactos literarios cuyas páginas esconden oraciones y sintagmas que al ser leídos despiertan de un porrazo ideas latentes en el cerebro y aportan una serie de conocimientos para los que no todo el mundo está preparado —no es descabellado pensar en conjuros—. Quien espere de Matrix acelerada (Holobionte ediciones, 2022) un análisis del universo creado por las hermanas Wachowski, juicios de valor con respecto a la narrativa audiovisual de las películas o un listado de anécdotas sobre el rodaje de la saga Matrix quizá se lleve una decepción. No hay nada de eso. Se trata, eso sí, de un libro que enriquece y mucho el (re)visionado de la franquicia. Sanchiz realiza una lectura aceleracionista de esta y expone una serie de temas de su interés a partir de algunas de las escenas más recordadas. Aunque no por ello sus páginas quedan libres del cariño hacia una película, la primera Matrix, que el propio autor reconoce que en un principio no quiso ver, por el rechazo que le produjo el impacto que tuvo, pues creyó que se trataba de otro producto de ciencia ficción hollywoodiense, pero cuyo visionado terminó llegando y le impactó. 

Se trata, eso sí, de un libro que enriquece y mucho el (re)visionado de la franquicia. Sanchiz realiza una lectura aceleracionista de esta y expone una serie de temas de su interés a partir de algunas de las escenas más recordadas.

Dividida en tres partes —Tecnognosis, tiempo y teleoplexia—, con su correspondiente introducción y un glosario de términos, Matrix acelerada versa sobre una serie de cuestiones filosóficas —oscuras y vanguardistas— presentes en las cuatro entregas de la saga y el universo de Animatrix. Sanchiz habla de la excepcionalidad humana del gnosticismo, en la que la consciencia es más importante que el cuerpo, y de la representación de la vida como una prisión, como postulaba Santa Teresa —«¡Qué duros estos destierros, / esta cárcel, estos hierros / en que el alma está metida!»—. Plantea así una lectura «tecnognóstica» de la primera Matrix, en la que desconectar y liberarse de la realidad virtual llamada Matrix supone sufrimiento: «nos hallamos ante un relato gnóstico sin fisuras: el mundo real como sustancia de las consciencias humanas prisioneras de la Matrix no es cuestionada más que para señalar que es una certeza transracional la que lo apuntala». En palabras del autor:

«Matrix hace de lo excepcional y de la diferencia de grado entre la voluntad individual y las reglas o pautas del mundo una marca de lo humano, del mismo modo que hace suya la idea gnóstica de extranjería del alma en el mundo y el carácter deficiente o “inferior” de este en comparación con una realidad más legítima. Para esto último, evidentemente, la película moviliza el concepto ciberpunk de realidad simulada, que desde el momento en que es hecha pasar (por alguna forma de poder o autoridad) por la “real”, se vuelve espuria y maligna, y un sistema de esclavitud y abuso».

A su vez, señala el posthumanismo radical de las secuelas, Matrix Reloaded (2003) y Matrix Revolutions (2003) concretamente. «Todo sujeto es una hisperstición», pues el protagonista, Neo, conocido también como El Elegido, no es otra cosa si no que una profecía que termina cumpliéndose. De este modo, Matrix acelarada plantea un «Posthumanismo vs. Gnosticismo», con interesantes lecturas y reflexiones en torno a la relación del ser humano con las máquinas y la posibilidad de una sublevación de estas vertidas en la franquicia cinematográfica: «las máquinas, en efecto, perjudican a los humanos, infligiéndoles el sufrimiento esencial de haberlos arrojado a vidas espurias». Resulta muy estimulantes las cuestiones que parten en torno a la noción de tiempo dentro de una Matrix dirigida por máquinas, ya que supone entrar en otro nivel temporal, diferente al «real», cuya representación más icónica sería la de Neo y Trinity esquivando las balas; cuestiones como el eterno presente, la temporalidad estática, una economía ya decidida dentro de la Matrix, la edad biólogica y la edad percibida o los recuerdos implantados. Esto último resulta realmente interesante, como señala Sanchiz:

«la vieja idea de que “para una inteligencia artificial toda realidad es simulada» debería ser matizada: dado que todas las inteligencias son artificiales —y si por “artificiales” entendemos “producidas”—, entonces volvemos a la idea de que todos los sujetos emergemos hispersticionalmente de un sistema dado, y que además las pautas de nuestra postulación de la realidad son igualmente emergentes».

Puedes hacerte con este libro en tu librería preferida o en la web de Holobionte Ediciones

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.