De los pliegues de la memoria, de las huellas marcadas en un camino de nieve que hablan de la cicatriz del trauma, de la palabra que se dijo y también de la que no. Del poder de la imaginación, de la vida imaginada. De mirar, de intentar escapar de la mirada distraída poniendo todo nuestro cuerpo y no solo los ojos. De lo pegajoso de algunos silencios y de casi todas las violencias. De los matices. De viajar. De qué significa estar lejos y de quién. De los matices otra vez, de asumir que algunas cosas nunca podrán ser comprendidas pero que necesitamos conocerlas porque como escribió George Steiner en Lenguaje y silencio somos cómplices de lo que nos deja indiferentes.
Escribe Edurne Portela que: necesitamos sentir el oleaje provocado por la ruptura del mar congelado que llevamos dentro. Y, a partir de ahí, ver adónde nos lleva
Os damos la mano, para viajar juntos por este camino, porque siempre será necesario ver adónde nos lleva.
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Un pensamiento