«Pensé que bailar me salvaría
de volverme del todo indiferente
Que bailando frenaría por unos instantes
la maquinaria de un sistema voraz
creado
para la destrucción de las cosas
y de los cuerpos
y para el reparto interesado de sus cenizas
Que bailar sería un acto bello
indomesticable
capaz de transformar a las personas.»
El acto de bailar sobre un escenario posee una cualidad casi mística, de ceremonia, mediante la que el cuerpo se transfigura en algo que transciende sus propios límites físicos y que, más allá del movimiento y la experiencia estética, puede llegar a convertir al acto escénico en algo trascendental.
La experiencia (tanto de la persona que baila como de la que observa) se concreta únicamente en el momento de la actuación, siendo lo performativo algo inherente, por lo que intentar plasmarla en papel parece algo fútil e imposible. Pero lo que presenta la editorial Continta Me Tienes en Pensé que bailar me salvaría no es lo que el público profano pueda entender por texto dramático al uso, sino que, como es habitual en su colección Escénicas, es
una aproximación al trabajo de Luz Arcas desde su particular perspectiva: un cuaderno de viajes, tanto internos como externos, en el que el cuerpo es el gran protagonista.

Si, en una primera aproximación, nos atenemos al título bajo el que se incluyen una serie de textos desarrollados durante los últimos seis años, Arcas plantea ya una cuestión fundamental que podemos deducir de la elección de los tiempos verbales. El «pensé» pretérito y el condicional «salvaría» posicionan al baile como una posibilidad fallida de escapar a «la maquinaria de un sistema voraz / creado / para la destrucción de las cosas / y de los cuerpos». El baile como alternativa a ese sistema, pero incapaz de competir con él, queda reflejado en un particular cuaderno de bitácora por la experiencia escénica de la autora, el recorrido de su cuerpo en el escenario de distintos países, la evolución del mismo a través de la danza y el entrenamiento y la oposición hacia ciertos contenidos de sus propuestas escénicas en territorios hostiles que provoca una reconfiguración de las mismas.
Texto escénico, pero también poético y político, Pensé que bailar me salvaría puede leerse a modo de libro de viajes, de diario, de cuaderno de apuntes o de una mezcla de todos, pues conjuga características propias de estos textos, pero es también un recorrido por un largo camino de investigación escénica que Luz Arcas comparte con generosidad, permitiendo al lector asomarse a su proceso creativo.
Texto escénico, pero también poético y político, puede leerse a modo de libro de viajes, de diario, de cuaderno de apuntes o de una mezcla de todos, pues conjuga características propias de estos textos, […] un recorrido por un largo camino de investigación escénica
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Con una perfecta conjunción de lo arcaico y lo actual, los textos de Arcas remiten a una contemporaneidad que, alejándose de lo canónico de la danza contemporánea, se fundamenta precisamente en ese rechazo al canon, en una búsqueda de la fisicidad alejada de florituras innecesarias, de la construcción del relato ficcionado mediante el baile, poniendo en su lugar al cuerpo en movimiento, contundente en su corporeidad, trascendiendo al propio acto escénico ejecutado sobre el escenario.
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