‘Mi vida en la carretera’ de Gloria Steinem. Las cosas que ya sabía de la señora Greene.

“Puedes hacer raíz sin flor, pero no hay flor sin raíz”

Dolores Huerta. 

No. No voy a comenzar esta reseña con una metáfora de viajes. Aunque debo confesar que una de las cosas que más me gustan en el mundo son las ideas asociadas al acto de viajar como momento de iniciación, exploración, ruptura y la inevitable ampliación del campo de los sentidos que llega con cada viaje que emprendemos; nuevos olores, sabores, sonidos, texturas, miradas. Mientras estaba escribiendo este texto he cambiado de opinión, quizá sí que haya alguna metáfora de viajes en este artículo, no sé. Soy un neurótico de las listas, me apropio del título de un libro de Umberto Eco El vértigo de las listas (Editorial Lumen, 2009), para expresar esa emoción vertiginosa, sobre todo las listas de libros pendientes por leer. Nunca leeré todos esos libros, esa lista siempre será un proyecto sin terminar.

Tengo una serie de creencias extrañas; una de ellas, tiene que ver con esos libros que hace tiempo compré, dejé bien resguardados en la estantería de mi biblioteca y anotados en esa lista de libros pendientes. Un día mientras estoy haciendo cualquier cosa, repentinamente me acuerdo de ese libro y no puedo controlar el impulso de dejar aquello que estoy haciendo e ir corriendo a buscarlo a la estantería y comenzar a leerlo. Tengo una denominación para esa afección, urgencias de biblioteca. Algunos libros fueron escritos para salvarnos, actúan como bálsamo, tienen que ser leídos en el momento vital adecuado. Quizá para recordarte algo que habías olvidado, para ayudarte a dar un paso cuando te encuentras indeciso en una encrucijada de caminos o cuando el ruido del mundo se convierte en algo tan ensordecedor que no te deja pensar con claridad.

Mi vida en la carretera (Alpha Decay, 2016) de Gloria Steinem, es uno de esos libros pendientes que lees en el momento vital adecuado porque te llenan de vida, te recuerdan quién querías ser por si habías caído en la tentación de olvidarlo. Te hacen viajar por una historia tan fascinante como es la historia del movimiento feminista en Estados Unidos. Como esa historia está entrelazada con la lucha de otras voces y movimientos sociales que reclamaban con una fuerza tan valiente y admirable el reconocimiento de unos derechos civiles que les eran negados. Gloria Steinem logra el equilibrio perfecto entre lo personal y lo político, no podía ser de otra manera con una de las activistas más importantes del movimiento feminista estadounidense. En su libro he reconocido ese homenaje continuado a esas cientos de voces que han ido conversando con ella durante sus décadas de viajes, Steinem escribe que: cuando viajas mucho, cada historia se convierte en una novela y cuando cada historia es una novela tienes que detenerte mucho en cada página para apostar porque la suerte esté de tu lado y puedas quedarte con la mayoría de voces que pueblan el libro, porque en esas voces está contenida la mayoría de las libertades que disfrutamos en la actualidad. 

Me provoca una tristeza negra no poder memorizar cada una de las páginas del libro, cada una de las historias que cuenta Steinem. Pero necesito que leáis el libro para no olvidar nunca a la Señora Greene, una “ancianita entrada en carnes” que hizo reflexionar a Steinem sobre “la ausencia de mujeres” negras en la tribuna de los intervinientes en la mítica marcha de Martin Luther King Jr en agosto de 1963 en Washington. Qué importante cuando escribe: Tampoco me había parado a pensar nunca en las motivaciones racistas para controlar los cuerpos de las mujeres. Sentí que algo hacía clic dentro de mi mente (…). Aquella marcha fue magnética. Gracias a haber vivido en la India pude tomar conciencia de lo segregado que estaba mi propio país. Pero sólo gracias a la señora Green pude comprender los paralelismos entre raza casta, y que los cuerpos de las mujeres se utilizaban para perpetuar ambas cosas. Prisiones distintas con una misma llave. Qué necesario es leer Mi vida en la carretera, para nunca olvidar que los círculos de discusión favorecen la horizontalidad, el debate, la conversación, la intimidad y que todos, como ella, deberíamos aspirar “al círculo y no a la jerarquía”, a trabajar en la interseccionalidad de nuestras luchas y a asumir que la aventura comienza siempre en el preciso instante en el que sales de casa. “Al igual que en las épocas del abolicionismo y el sufragismo, cuando sólo había unas seiscientas universidades con un centenar de alumnos cada una -y activistas itinerantes como las hermanas Grimké, Frederick Douglas y Sojourner Truth viajaban para hablar en salones de ayuntamientos, granjas, iglesias y campamentos-, nada puede sustituir al hecho de compartir espacio con otras personas”.

Gracias Gloria Steinem por el activismo, por crear comunidad, por la tolerancia, por ese viaje que siempre has realizado para adentrarte en tu corazón. Mi vida en la carretera, es un legado que nos recuerda que todo está en nuestra mano, el voto es lo mínimo que podemos hacer, el máximo es el resto. Gracias, Alpha Decay por la edición en español. El siguiente de vuestra colección que ya está en la lista de pendientes es Expuesta de Olivia Sudjic

Puedes hacerte con este libro en tu librería preferida o aquí.

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