A los treintaypico las ganas de salir no son las mismas. Ni la frecuencia. Ni la forma de salir. Ni, qué cojones, la forma de beber. Pasados los 30 es normal comprar voluntariamente en el super un par de botellas de vino (leyendo la etiqueta como si entendiésemos algo) y tenerlas «para ocasiones especiales»… Ocasiones especiales del bien y ocasiones especiales del mal.
Porque, de repente, tras un día de mierda en el curro o una bronca cojonuda con tu significant other, mola tomarse una o (inserte su cantidad) copas de vino y regocijarnos en nuestras miserias. Mamarse en casa un día entre semana no es mal plan… es un plan que, en ocasiones puntuales, es casi terapéutico.
Pero hay que dar con la banda sonora adecuada, no vale cualquier cosa. Necesitas canciones pop que te reafirmen dentro de tu mierda, que hablen de despecho, que puedas marcarte un lipsync con ellas montándote un drama épico… para que, cuando te acuerdes de lo dramáticamente coplera que estabas siendo ese día, al menos te dé más ternura que vergüenza ajena. Por eso te proponemos una lista de temamos para darlo todo cuando te hayas tomados dos vinos y seas una señora piripi:
- All by myself, de Eric Carmen (Bridget Jones nos ha enseñado mucho).
La intro de la primera peli de Bridget nos muestra la treintañera con dos vinos que todas hemos sido en algún momento: pijama de franela, casa desordenada y declaración de principios. - You’re so vain, de Carly Simon.
Si esta canción no apacigua un estado etílico post-cabreo máximo con tu pareja, no sé entonces qué lo hará. Ideal para playbacks pedo sin haberte quitado el maquillaje. - Don’t Speak, de No Doubt.
¿Qué hay mejor que ponerte intensita recordando tu época en el instituto (todas hemos llevado ese peinado de Gwen Stefani -con peores resultados, of course-) tras un día de machaque máximo en el trabajo? - Bitch, de Meredith Brooks.
Canaliza tu rabia como en los 90 empoderándote a tope. La resaca va a ser una mierda, pero las risas del playback valdrán la pena… si no te grabas y te ves al día siguiente, claro. - I touch myself, de Divinyls.
Esta no tiene explicación, ¿no? - Stay, de Lisa Loeb.
Cantaditas, guitarritas y gafapastismo noventero. Esta década nos ha dado temazos susceptibles de ser berreados en momentos de bajona máxima, con vinos o no. - Blank Space, de Taylor Swift.
La de Texas es la reina actual de las treintañeras con dos vinos, god save Taylor Swift. - Single ladies, de Beyoncé.
Coreografias en grupo, put a ring on it… este temazo atemporal de Queen B lo tiene todo, papi. Si no te empoderas a tope nada más escuchar el primer oh, oh, oh, ya es que no sabemos. - Wrecking Ball, de Miley Cyrus.
Lástima que nadie en su sano juicio tenga bola de demolición montada en casa para cuando se la necesita… la vas a cantar fatal y lo sabes. Pero da igual. - Call me, maybe, de Carly Rae Jepsen.
Esta canción más propia de los doce años que de los treinta y… te la puedes poner en bucle y no cansarte de ella, durante horas. - Hot and Cold, de Katy Perry.
La Perry ya no mola tanto, pero cuando hacía estos medio ritmos infantiles y bailables, teníamos que escucharla a escondidas para que no se notase lo mucho que nos gustaba. Por eso con dos vinos perdemos la vergüenza y lo mismo nos da. - Womanizer, de Britney Spears.
Britney es posiblemente la musa de las malas rachas y los dos vinos (en su caso los tres vinos, los cuatro vinos, las tres cajas de Orfidal y lo que surja), pero este TEMÓN no puede faltar en cualquier borrachera casera.Y hasta aquí nuestra pequeña muestra de canciones que podemos cantar en casa, en pijama, yendo piripi y lamentándonos de nuestra vida. Si tú también tienes guilty pleasures ideales para momentos pochos, hemos hecho una lista colaborativa en Spotify y puedes añadirlos:
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