María Bashkirtseff (1858-1884) fue una artista ucraniana dedicada a plasmar la miseria y los olvidados. Fue una gran autora plástica, pero debido a su condición de mujer en la segunda mitad del siglo XIX, lo que realmente transcendió fueron sus diarios en francés, considerados por Simone de Beauvoir como un modelo en su género en su obra El segundo sexo . Muerta a los veinticinco años de tuberculosis fue una prolífica escritora y llegó a reunir veintiséis volúmenes sobre su vida, lecturas, opiniones, impresiones y anécdotas de su vida. La editorial Espinas en una gran labor de síntesis ha reunido las entradas más esenciales en este único libro de título Diario.
María Bashkirtseff gracias a la fortuna de su familia, nobles ruso-ucranianos, desde bien joven y en especial desde la separación de sus padres: el decano de la aristocracia Konstantín Bashkírtsev (hijo del general Pável Grigórievich Bashkírtsev) y de María Babánina (hija de Julie Cornelius), tuvo la oportunidad de recorrer Europa y vivir en las ciudades más importantes a nivel social y artístico de su tiempo.
En estos pasajes escogidos de sus diarios nos encontramos con una joven Marie que desde bien pronto se siente atrapada en las convenciones sociales de su clase y que la impiden vivir el amor deseado y su merecida fama como creadora, a la vez que asistimos al despertar artístico y al desarrollo de su arte en la Académie Julian, además de leer sus reflexiones sobre lecturas, entre las que destacan las novelas naturalistas de Zola. También, poco a poco seremos testigos de como la vence la enfermedad y reflexiona sobre la vida, la muerte y la eternidad.
En definitiva, este compendio nos abre las puertas no solo a conocer a una de las mejores artistas de su época silenciada por el simple hecho de haber nacido mujer afirmando: «Esto es lo que siempre me ha espantado. ¡Vivir, tener tanta ambición, sufrir, combatir y, por último, el olvido! El olvido… Como si no hubiese existido nunca» y cuyas obras se encuentran actualmente en el Museo Estatal Ruso de San Petersburgo, el de Bellas Artes de Niza Jules Chéret, el Louvre, el Orsay, el Petit Palais o en su propio mausoleo en el cementerio de Passy; si no que también nos muestran las vivencias y dificultades a la que una mujer se tenía que enfrentar y para la que era invisible como sujeto, incluso formando parte de la influyente alta sociedad. Declara en una entrada «Si yo hubiera sido un hombre habría conquistado Europa», frase que podría resumir a la perfección el leit motiv de su vida y de la de tantas como ella.
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