Ayer cuando esperaba mi uber, había una linda pareja de muchachos, asumo que de edades cercanas a las nuestras. Estaban esperando su transporte. Se hacían bromas, se abrazaban y se besaban. Mientras los veía pensaba en ti y en si nos veríamos así de tiernos juntos. Cuando llegó el momento de despedirse se besaron y se dijeron “te quiero, avísame que has llegado bien a casa”. Todo el trayecto a mi casa estuve pensando en esa escena y en ti.
Sé que pensar en el hubiera es algo inútil porque es imposible retroceder en el tiempo, cambiar el curso de los acontecimientos del pasado o incluso anticiparse a lo que sucederá después. Esta es la incertidumbre de la vida y de enamorarse: no sabemos nada de cómo sucede el primer flechazo, ni de los elementos que se combinan al comienzo, ni del trayecto de una relación, ni del final casi siempre inesperado, hasta que cada instante se ha consumido y consumado. Sin embargo, me voy a permitir imaginar las preguntas por el hubiera contigo.
Esta es la incertidumbre de la vida y de enamorarse: no sabemos nada de cómo sucede el primer flechazo, ni de los elementos que se combinan al comienzo, ni del trayecto de una relación, ni del final casi siempre inesperado, hasta que cada instante se ha consumido y consumado.
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Al ver a esa pareja de hombres jóvenes enamorados, por una operación egoísta y deseante de identificación, pensé en nosotros. Imagino cómo habría sido conocerte en otras circunstancias en las que la distancia física no fuera una barrera de kilómetros, sino un puente de posibilidades. Supongo que de vivir en el mismo lugar saldríamos con regularidad, veríamos series, películas y escucharíamos música juntos. Nuestros planes de viajes serían proyectos donde la interrogante principal no sería el cómo, sino el cuándo. Caminaríamos juntos por las calles tomados de la mano, comiendo helado y tomando fotos. Luego del primer beso, marcado en el calendario del afecto y del cariño como día especial, le seguirían muchos más. Luego del primer contacto, luego de esas primeras veces, eufóricas y emocionantes, le seguirían las tranquilidades de la calma, la quietud, la intimidad y la dicha de compartir los instantes de la vida juntos en complicidad.
En los juegos, las bromas y las miradas entre esos muchachos había signos de erotismo, deseo, gusto, emoción y alegría. ¿Algún día podrás verme así? ¿Algún día yo te voy a contemplar desnudo? ¿En algún instante se van a cruzar nuestras miradas? El cuidado que se procuraban mutuamente me hacía imaginar lo dichoso que me sentiría con un abrazo tuyo, despertando a tu lado, durmiendo contigo.
¿Algún día podrás verme así? ¿Algún día yo te voy a contemplar desnudo? ¿En algún instante se van a cruzar nuestras miradas?
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Lo que no te he contado es que conmigo las noches son más largas, el invierno es más frío y las tormentas más eléctricas. Lo que no sabes es que conmigo la humedad del verano es más intensa, el viento del otoño sopla más fuerte y son más brillantes los colores de las flores en la primavera. Lo que no te he dicho es que hoy es otro día más que me despierto sin que estés en mi cama siendo mi novio y sin darte el sexo matutino que te mereces. Lo que no me atrevo a preguntarte es si te gustaría hacer realidad alguno de esos viajes que hemos imaginado juntos. Lo que me provoca temor preguntarte es si quieres hacer un road trip conmigo, para transformar nuestra vida y crear un vínculo más allá de la digitalidad del texto. Lo que no sé cómo expresar es lo aterrador y doloroso que puede ser una despedida. Lo que sí quiero decirte es que eres un sueño que me mantiene ilusionado, la dicha de imaginar tu sonrisa, la esperanza de otro porvenir y la belleza de otra vida.
Te quiero mucho, espero algún día poder mirarnos como esa tierna pareja que vi. Quiero estar contigo para poder abrazarte, besarte y no soltarte nunca. Últimamente he estado soñando mientras duermo y el sueño eras tú. ¿Algún día nos vamos a abrazar y estaremos juntos?
Years & Years – Desire (Official Video) ft. Tove Lo
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