¿Es la ruptura de Chenoa y David Bisbal la gran historia de desamor de la prensa rosa española? Puede que sí. Lo que sí es, seguro, un ejemplo de cómo los roles de genero son entendidos y funcionan en las relaciones, de cómo el grueso de la sociedad entiende la manera en la que uno y otro debe actuar. Pongamos un ejemplo: ¿Y si hubiera sido al revés? ¿Y si hubiera sido David quien, entre lágrimas y con los rizos recogidos, hubiera pedido respeto por su intimidad desconsolado en su portal? ¿Y si hubiera sido Laura la que, pocos meses después de la ruptura, hubiera iniciado una relación con un fan? Seguramente entonces, las redes, la prensa rosa, los programas de cotilleo de diversa índole y media España hubieran hecho mofa de «ese chico sensible que abre sus entrañas», tal y como se hizo de Chenoa y su outfit desacertado. ¿O no?
Chenoa ha vencido. Se ha saltado todos los roles que, supuestamente, debería mantener dada su posición: una mujer joven, una cantante famosa que debe vender su imagen de chica accesible y atractiva 24/7, apareció en chándal y hecha un mar de lágrimas en el portal de su casa.
Ahora, años después, va y lo relata sin tapujos en un libro, Defectos perfectos. La cantante cuenta lo que pasó, afirmando que se sentía una mierda y que la persona en la que confiaba la traicionó. Ah, y dándonos una de las mejores citas post-ruptura con la que todas nos hemos sentido identificadas alguna vez: «Mi amiga vino a rescatarme, metió ropa en una bolsa y me llevó a su casa para atiborrarme de valerianas y vino».
Y sí, durante los 12 años que han pasado desde aquel momento, Chenoa ha seguido vendiendo discos y cosechando éxitos, pero siempre eclipsada por la sombra de aquella imagen suya llorando en chandal gris cada vez que, en cualquier medio, se ha hablado su vida sentimental.
¿Es Bisbal una mala persona? Posiblemente no, sólo es alguien que no supo dar la cara ni ser sincero con su situación. Solo ha sido uno más de miles de millones de personas que, debido a su nula educación emocional y sentimental, deciden cesar una relación de índole platónica, sexual o sentimental con un breve «corto y cambio». En vez de enfrentarse a sus emociones y decir cosas como «te aprecio pero ya no estoy enamorado de ti», «me gustas pero solo para follar» o «perdona, te he hecho perder el tiempo porque me sentía inseguro y necesitaba una reafirmación de mi masculinidad dominante para poder seguir con mi mierda de vida», cambió de número de teléfono, desapareció, dejo de hablar a una persona… o practicó el “ghosting” que dicho así, parece siempre más fino.
La igualdad de género es todavía un largo camino. Es importante que exista una buena educación emocional de ambas partes en una relación para comprender que no existen buenos ni malos. Es necesario educar en el uso de la comunicación, no solo de sus medios. Hay que empezar a comprender que una persona puede estar rota ante un ruptura, y que eso no la hace más vulnerable ni menos válida. Que una persona puede dejar de estar interesada en otra, pero siempre ha de respetarla y cortar dicha relación de una manera respetuosa. Que una persona puede solo quererte para follar y tú querer a alguien para lo mismo.
Y, para terminar, que las mujeres no queremos que nos vendan por sistema el cuento de hadas, porque lo mismo creemos que lo estamos escribiendo juntos y, cuando descubres que no es así, es una putada para la moral y el ego. Por lo tanto, hay que ser cheonístas pero, ante todo, listas y feministas.
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