Robert H. Barlow (1918- 1951), además de antropólogo, historiador del México precolombino y experto en la lengua nahuatl, fue un escritor discípulo, amigo e incluso albacea de H. P. Lovecraft. La influencia de Barlow será de importancia incluso en escritores posteriores alejados del terror como, por ejemplo, William S. Burroughs, quien huyendo de un posible arresto en Lousiana por posesión de drogas junto con su esposa Joan Vollmer, viajó a la Universidad de México para ser su alumno y allí conoció toda imaginería Maya que inundaría novelas como La máquina blanda, Ah Pook Is Here! o el famoso dios centrípeto de Almuerzo al desnudo.
La noche del océano y otros cuentos de lo extraño publicado por Cicely editorial es un compendio, muy cuidado a nivel de edición, de diversos textos del autor que incluye poemas, relatos y narraciones a cuatro manos con su maestro de Providence—sirva de ejemplo Cosmos que se derrumban, donde están marcados con distintas tonalidades las partes que escribió cada uno.
El libro abre con una pequeña introducción al autor que hace la editora Beatriz Rubio en la que se nos comentan los momentos vitales más importantes que marcarían su obra como son: su triste infancia, el nacimiento de la amistad con Howard Phillips, su interés por sociedades precolombinas como la tepozteca y su suicidio ante la posibilidad de ver su homosexualidad expuesta a la crítica social.

Las narraciones tempranas de Barlow se caracterizan por centrarse en temas cercanos al terror cósmico más lovecraftiano, mientras que poco a poco evolucionan a la indagación ritual de las sociedades y personajes más primitivos que marcarán, también, buena parte de su poesía. En sus relatos más tardíos observamos como la escritura alcanza un tono lírico legendario que envuelve todo y eleva la historia a lo divino como en Los anales de los genios. Destaca de este autor el extrañamiento que esos mundos tan lejanos en el tiempo provocan en el lector actual ya que, a la vez que se trazan sobre la inmortalidad del horror y del espacio asfixiante y lo desconocido, contienen elementos realistas contemporáneos sobre los que se apoya la historia creando así, un punto de apoyo e inflexión que rompe con el terror más convencional. Lo mismo sucede con sus poemas que empiezan siendo simples imitaciones de la moda literaria de principios de siglo XX para luego transformarse en en puro impresionismo dando paso a una poesía llena de vanguardia y experimento. Destaco de la antología composiciones como Indicios de mortalidad y Tepuzteca, Tepehua.
Todos sus textos están llenos de divinidades, de ruinas que cobran vida tras lo inquietante, de vegetación extraña y de atemporalidad. Se diferencia de su mentor y de otras figuras incluidas dentro del círculo Lovecraft por no incluir la cosmológico extraterrenal en el mundo contemporáneo, sino por crear una cosmogonía ritual basada en sus estudios antropológicos, lo que le da un toque de verosimilitud aún más escalofriante, son poderes que han permanecido ocultos a lo largo del tiempo aquí en la tierra y despiertan en la mente del lector.
Todos sus textos están llenos de divinidades, de ruinas que cobran vida tras lo inquietante, de vegetación extraña y de atemporalidad.
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Lo más interesante de esta antología es enfrentarse a un mundo conocido pero insólito en el que apreciamos detalles hasta ahora inadvertidos, elementos inexistentes por carecer de nombre como bien nos indica el propio autor en los versos de Sol menor de Mozart: Verde sol y dorado verdoso un centenar de pájaros / aletean, / el ojo no puede capturar cada pico, cada ala,/ la lengua no puede nombrarlos. Pero Robert H. Barlow sí puede mostrarnos, nombrar y capturar esta inquietante realidad que surge de lo primitivo terrenal.
Puedes hacerte con este libro en tu librería preferida o en Cicely editorial